Introducción: La ciudad-estado de Tempest
Tempest. Probablemente la ciudad más culta, educada y refinada del orbe. Desde luego, la más poderosa, y la más rica. Tras siglos con una monarquía fuerte, la ciudad de Tempest está en manos de Arnaud IV, un hombre débil y fácilmente manipulable. El rey, un hombre terriblemente celoso, resultó arcilla en las manos de sus cortesanos (Courtier), que, sembrando ponzoñosas mentiras en su corazón, lograron su confianza y el acceso al poder.
Pero estas mentiras tuvieron un precio: el rey ejecutó a la reina, y al hacerlo, se granjeó la enemistad del pueblo, que por primera vez en generaciones, se distanció de sus gobernantes. Sintiendo la oportunidad, algunos nobles y los mercantes instigaron revueltas populares contra el rey. En ese periodo de caos y de desorden, el rey se vio forzado a ceder el poder al senado, mientras los mercantes intentaban acumular más riquezas aún para lograr el control de la cámara de poder. (Mercante)
¡Ay! Sin embargo, las familias ricas no podían evitar las disputas, y el traspaso del poder al senado no logró la paz entre ellas. Peleando por controlar cada distrito, cada barrio, cada calle de la ciudad, toda estas largas estirpes de mercantes intentaron obtener el control de la ciudad (Dominare). El pueblo llano comenzó a pensar que quizá no fuera tan buena idea el haber cedido el poder al senado, y añoraba a su reina y a una monarquía fuerte que evitara los excesos de los ricos y los nobles.
En ese momento, todos los ojos se volvieron a la princesa. Su parecido con su madre la convertía en la muchacha más bella del reino. Además, el que lograra casarse con ella, se convertiría, a ojos del pueblo, en el candidato perfecto a restaurar el poder absoluto de la monarquía....
En Love Letter intentaremos conquistar el corazón de la princesa con el poco loable objetivo de mejorar nuestro poder y riqueza. Para ello, contactaremos con distintos personajes de la corte real, que nos ayudarán a entregar a la princesa una carta de amor. Una vez que la princesa haya recibido suficiente cartas de amor, su corazón quedará entregado...
Principios básicos del juego
"Una risa que descubre perlas, un rosto bello como la luna...". -Puff, suspiró la princesa. ¡Qué cantidad de pretendientes tengo últimamente! Y qué poco originales - yo ya leía a Al-Tutili cuando tenía 6 años. ¿Por qué tendré tantos pretendientes? ¿No habrá nadie que realmente me ame?
El juego consta de 16 cartas, que representan a alguno de los ocho personajes más característicos de la corte real de Tempest, cada uno de ellos, numerado del uno al ocho. De estas dieciséis cartas, se descubren tres que no se usarán en toda la partida, y se dejará una boca abajo, que sólo se usará en casos extraordinarios. En todo momento de la partida, tendremos siempre una carta en la mano; en cada turno, tomaremos una nueva carta del montón (formado por 12 cartas) y bajaremos de nuestra mano a la mesa una de las dos cartas (o la que teníamos previamente en la mano o la que acabamos de robar). A continuación, aplicaremos su efecto. La ronda continua hasta que sólo quede un jugador sin eliminar o que se acabe el montón, momento en el cual ganará el jugador que en la mano tenga la carta más alta.
El ganador de la partida será aquel que primero alcance un número determinado de victorias (7 para 2 jugadores; 5 para 3 jugadores; 4 para 4 jugadores).
Los personajes
Una noche como otra cualquiera. Aburrida. No debo quedarme dormido - pensó el guardia - o me ahorcarán. He de proteger a la familia real, pero desde las revueltas de hace unos años y el ascenso del senado al poder, nadie ha intentado nada contra la familia.
El guardia es la carta de menor valor (1). Bajarla a la mesa concede la posibilidad de escoger a un jugador rival e intentar adivinar qué carta tiene en la mano. Si acertamos, ese jugador rival quedará eliminado. Por lo tanto, el guardia se combina bien con cartas que nos permitan saber qué tiene nuestro rival, como el sacedorte o el rey. Hay cinco guardias en toda la baraja.
Padre, acepte mi confesión, porque he pecado de obra y de fe. Una vez más, he tenido pensamientos de abandonar todo e intentar huir de mis responsabilidades.
La princesa estaba a punto de sollozar. El sacerdote, sonriendo detrás del confesionario, dijo "Hija mía, es normal, no te preocupes. Lo que tienes que hacer es alejar de ti el pecado. Rodéate de personas fuertes, que sepan respaldarte."
La princesa sonrió, con amargura, diciendo - ¡no es fácil! ¿En quién me puedo apoyar, aparte de en la condesa..?
El sacerdote sonrió también, pero por otros motivos. Hija mía, no hay mayor apoyo en esta vida que un buen marido.....
En una habitación del castillo, reina la oscuridad, excepto por el leve fuego de una chimenea. El fuego nos permite entrever blasones de nobleza sin igual y trofeos de batallas ya libradas. El barón Talus no deja de pensar lo cerca que ha estado del poder; si las familias nobles hubieran podido mantener el control del senado frente a los mercaderes...
Pero todo eso era historia pasada. Como él. Ya no tendría ninguna oportunidad de cumplir su destino, el destino que creía haber ganado en el campo de batalla. El gobierno de Tempest.
A no ser que... Una posibilidad. La princesa necesitaba un nuevo marido. El barón quizá era demasiado viejo, pero si pudiera controlar quién era el pretendiente, dominarlo y a través de él, dominar a la princesa.
Podría funcionar. Con una sonrisa, el barón tiró un hueso a su perro favorito y apagó la chimenea. No le hacía falta: el fuego de la ambición volvía a correr por sus venas, iluminando su mirada.
El barón, carta de valor 3, permite seleccionar a otro jugador y atacarle. Este ataque consiste en que cada jugador mira la carta del otro, sin enseñársela al resto de jugadores, y el que tenga la de menor valor queda eliminado de la partida. Hay dos copias del barón en la baraja.
Si mi hermana hubiera fallecido.... Ese pensamiento, tan poco edificante, no dejaba de cruzar, una y otra vez la mente de Susannah. Hija menor de una casa noble pero empobrecida, sus padres solo tenían dinero para pagar la dote de su hermana mayor, lo que relegó a Susannah a trabajar de doncella para la familia real. Solo alguien de sangre noble puede ser doncella de la princesa.
Esa princesa a la que odiaba. Era fácil ser guapa - pensaba Susannah - con esas joyas y esos trajes. Los ambicionaba. Pero, sobre todo, quería dinero. Mucho dinero. Dinero para humillar a su hermana. A sus padres. A todos.
Y por fin, había llegado el día. Muchos pretendientes pagarían una cantidad de dinero increíble si Susannah susurraba el nombre correcto en el oído de la princesa...
La doncella, de valor 4, previene cualquier ataque por parte del resto de jugadores, hasta que se baje la siguiente carta a la mesa. Hay dos copias en la baraja.
¡Más cerveza! - gritó el príncipe. Inconsciente de que el parecido que tenía a su padre le volvía detestable a los ojos del pueblo, pasaba todo el día cazando, golpeando a sus sirvientes, de juerga con los hijos de la nobleza, y seduciendo a tantas muchachas pobres como fuera posible.
Cada día que pasaba, las posibilidades de que llegara siquiera a reinar por un sólo día, disminuían. Pero, inconsciente de ello, el príncipe había decidido hacerle un regalo de cumpleaños a su hermana: casarla con uno de sus amigotes. Aún no había decidido cuál, pero no creía que eso importara mucho
El principe, de valor 5, permite forzar a un jugador (incluido uno mismo) a cambiar la carta que tiene en la mano por una nueva carta del montón, sin aplicar el efecto de la carta descartada (a excepción de la princesa). Si no quedan cartas en el montón (por ser el príncipe la última carta que se juega), se robará la carta que se dejó boca abajo al principio de la partida. Es una carta que puede resultar útil para forzar a un rival a descartarse de una carta de valor. Hay dos príncipes en la baraja.
¡Ay! El rey no soportaba recorrer este pasillo, donde antes estaban los retratos de sus antepasados. Había ordenado retirarlos, pero aún así sentía que le miraban al andar por el pasillo, con desprecio no disimulado - siglos gobernando Tempest para que ahora, él, Arnaud IV, hubiera cedido el poder al Senado, esa cámara de mercaderes....
Su hijo era un estúpido mequetrefe. Hasta él se daba cuenta. Y su hija le odiaba profundamente, por haber ejecutado a la reina, su madre. La princesa se negaba a creer lo que el rey sabía - los engaños de la reína.
No había día que no pensara en lo afortunado que había sido al haber sido informado del adulterio real. Menos mal que tenía cortesanos en los que confiar. Había que recompensarlos. ¿Y que mejor recompensa que la mano de su hija? Y, ¿no podría ser que su hija le perdonara, a través de la influencia de su nuevo marido?
El rey, de valor 6, permite escoger a un jugador rival e intercambiar la carta en la mano con la suya. Es muy útil para deshacerse de cartas de poco valor, sobre todo al final de la partida. Pero, ¡ten cuidado de no dar un guardia al otro jugador o estarás vendido! Hay un rey por baraja.
La condesa se probó un nuevo vestido. Sabía que su posición en la corte era débil. Nunca había gozado de gran aprecio entre el resto de los nobles, porque no había renunciado a ningún placer que tuviera a mano. ¡Si los nobles varones del reino podían hacerlo, ella también!
¡Soy la princesa de Tempest! ¿Es que no podré encontrar nunca a nadie que me ame de verdad? ¿Tan difícil es? ¡A veces deseo escaparme y no volver nunca!
La princesa, de valor 8, es la carta con mayor numeración. Bajarla a la mesa significa ser eliminado de la ronda; por lo tanto, es un arma de doble filo. Si la carta es vista por alguien o si otro jugador nos la entrega usando el rey, seremos pasto rápido de los ataques de los guardias...
Love Letter, a pesar de su nombre, no tiene nada que ver con el amor. Sin embargo, para este blog sí que tiene algo especial. Es un regalo de alguien entrañable para Jamuki, y viajó muchos kilómetros hasta llegar a su buzón en un sobrecito. Gracias SS, ¡lo hemos disfrutado muchísimo!
Normalmente, no firmamos las entradas, puesto que todas son esfuerzo continuo de los dos. Pero permitidme que yo, Jamuki, aproveche esta reseña tan apropiada, para hacer público que este blog cerrará en algún momento del año que viene una temporada.... POR BODA. Efectivamente, me caso con Oceluna, la princesa de mis sueños y reina de mis días. Ella sí que tiene una sonrisa que descubre perlas...
Ey! muchas felicidades!
ResponderEliminarQué gracia leerlo y cuánta alegría.
:-)
¡Muchas gracias David! Ya os iremos informando ;)
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!